Los bancos Santander y BBVA relanzaron sus marcas, simplificando sus nombres y alineando su estética con la imagen de las marcas a nivel internacional.
Dos entidades bancarias han hecho cambios sustantivos (o no tanto) en su imagen, que pese a ser relevante para las instituciones en sí, pasan bastante desapercibido para los usuarios o el público en general. El Banco BBVA Francés pasó en junio a ser simplemente el Banco BBVA, y el Banco Santander Río pasó a ser en julio el Banco Santander.
En ambos casos se desprendieron de una porción de su identidad local argentina en pos de sincronizar su imagen institucional doméstica con la estética de las marcas a nivel internacional. En ambos casos, también, sus nombres son fruto de una secuencia de fusiones históricas que pasaremos a resumir.
El BBVA es el Banco Bilbao Vizcaya, entidad originaria del País Vasco que data del año 1857, y que en la década del 90 del pasado siglo absorbió a la banca pública española Argentaria, de allí la “A” que se sumó a su sigla. El marketing y la publicidad de esta institución nos enseñaron que se lee “be, be, uve, a”, ya que lo que en Argentina conocemos como “ve corta” es conocida en la mayoría de los países hispanoparlantes como “uve”.
En diciembre de 1996, el BBVA adquirió el 99,90% de las cuotas sociales de Otar S.R.L., accionista mayoritario de Sud América Inversiones S.A., titular, a su vez, del 30,04% del capital de Banco Francés. De allí la fusión que tuvo vida en la Argentina hasta el mes pasado bajo el nombre BBVA Francés. El Banco Francés del Río de la Plata por su parte databa de 1886, en un período histórico de la Argentina en donde surgieron un gran número de entidades de su tipo.
El Banco Santander, por su parte, es una de las más grandes entidades bancarias del mundo, radicada en la ciudad homónima española desde el año 1857. En la Argentina representa el tercer banco en magnitud, solo superado por los bancos Nación y Provincia de Buenos Aires.
Al igual que el BBVA, en Argentina el Santander se fusionó en la década del noventa con un banco preexistente: el Banco Río de la Plata, propiedad de la familia Pérez Companc. Desde entonces, creció en el mercado local bajo el nombre de Santander Río, marca que dejó de existir el pasado 15 de julio, cuando la institución relanzó su marca en la inauguración de su nueva sede corporativa en el barrio porteño de San Telmo. El Santander Río es ahora, simplemente, Santander.
Ante estos cambios, sutiles para el ojo desprevenido, ambos bancos lanzaron campañas para notificar al público de las novedades. Piezas gráficas con leyendas como “ahora somos Santander” o “BBVA Francés ahora es BBVA” intentan advertir a los distraídos clientes de las novedades. Hay gente, sin embargo, que tiene cosas más importantes en las que preocuparse. ¿No les parece?