La inversión favorita de los argentinos conlleva el peligro inesperado de que los billetes se deterioren o desactualicen perdiendo así parte de su valor.
El romance eterno de los argentinos con el dólar es un caso de comportamiento socio-económico que bien justificaría una buena investigación que explique su por qué. A lo largo de los años y las recurrentes crisis por las que ha pasado el país, los argentinos han recurrido una y otra vez al dólar como moneda de ahorro e incluso de inversión.
La fragilidad del peso es quizás la explicación más obvia. Las constantes devaluaciones y la inflación de los bienes de consumo le quitan valor a la moneda argentina a un ritmo constante. Esto lleva a los ahorristas a buscar otro medio con el que atesorar y así conservar el poder de compra de sus ahorros. Ese otro medio ha sido históricamente el dólar norteamericano.
A este intrincado panorama de coexistencia de dos monedas en un mismo país (para las transacciones inmobiliarias, por ejemplo, se utiliza el dólar), se le suma la desconfianza que los argentinos tienen en el sistema bancario, especialmente despreciado por las generaciones de más de 40 años de edad que tienen fresco el recuerdo de la crisis del 2001 y el corralito bancario que implicó la confiscación y pesificación de ahorros en dólares.
Por los motivos expuestos, los argentinos eligen el dólar billete para proteger sus ahorros. Esto significa la conservación de moneda norteamericana en billete en cajas de seguridad bancarias o directamente en algún escondite hogareño. Sin embargo, se pasa por alto un peligro poco considerado: el deterioro del dólar billete y/o su desactualización respecto a versiones de dólar más nuevos.
Los dólares circulantes
Para cuidar entonces nuestros ahorros en dólares tenemos que conocer cuáles son los dólares circulantes y qué implicancias tiene cada tipo de billete. Vamos a focalizar nuestro análisis en los billetes de USD 100, los cuales son los más utilizados para atesorar.
Existen en la actualidad tres versiones de billete de USD 100 circulando. Cada uno de ellos corresponde a una época específica en la que fue emitido, y desde entonces todos son moneda de cambio legal, al menos en Estados Unidos. Este es un punto muy importante: los tres modelos de billete de USD 100 son válidos y reconocidos como moneda de curso legal por el Tesoro de los Estados Unidos. ¿Cuál es entonces el problema?
El problema está en la circulación de esos billetes fuera de EE.UU., donde son discriminados los más viejos, seguramente por temor a que tarde o temprano pierdan validez, y por el deterioro del billete. Veamos cuáles son esos billetes.
Dólar “azul”
Este billete es el último emitido y el más codiciado. Fue lanzado en 2013, casi veinte años después de la última modificación en los modelos de los billetes. Esta versión, con Benjanmin Franklin en el frente al igual que las anteriores, tiene una línea azul vertical adoptada como nueva medida de seguridad para evitar falsificaciones.
Dólar “cabeza grande”
Esta es la versión intermedia de las que circulan, la cual data del año 1996. En el billete se ve al ex presidente Franklin enmarcado en un óvalo que abarca la altura entera del billete. El tamaño de la cabeza del prócer es mayor al de la versión anterior, por eso se lo conoce como “cabeza grande”. Este tipo de billete sigue circulando de forma fluida y es aceptado en todas las transacciones, aunque claro está que no es la versión más moderna.
Dólar “cabeza chica”
Este billete data del año 1990. El espacio que ocupa la cabeza de Benjamin Franklin y el óvalo que la contiene son considerablemente más pequeños que el de su billete sucesor. Es este modelo el que no es aceptado con facilidad en casas de cambio o en transacciones fuera de EE.UU. pese a que sigue siendo moneda de curso legal. El temor a que tarde o temprano deje de circular lleva a que la gente busque desprenderse de él, por lo que están perdiendo valor de hecho al ser tomados con un 5% de descuento sobre su valor nominal. Es decir, si quiero cambiar un billete de USD 100 de “cabeza chica” por dólares “azules”, en la mayoría de los casos me darán a cambio USD 95.
Conclusión
Está claro que todos los billetes son de curso legal en EE.UU. y nada indica que eso cambie en el corto plazo. Pero si estamos atesorando dólares para usarlos en algún momento en nuestro mercado local y en este esos dólares dejan de ser aceptados, estamos en un problema por más respaldo que tenga el billete por el Tesoro norteamericano. Las cosas valen lo que alguien esté dispuesto a pagar por ellas al momento de venderlas, por lo tanto si nadie a nuestro alrededor considera que nuestro dólar “cabeza chica” vale lo que tendría que valer, debemos asimilar la pérdida de poder adquisitivo a menos que, claro está, tengamos la posibilidad de ir a EE.UU. a gastar nuestros billetes.
Teniendo en cuenta esto, es una buena idea tratar de desprenderse de esos billetes en la medida que podamos, por ejemplo depositándolos en una caja de ahorro en dólares. El mismo remedio se puede adoptar con billetes con algún tipo de deterioro material. Los bancos tomarán nuestro billete al valor real, posibilitándonos el día de mañana retirar nuestros ahorros en alguna versión de billete más nueva.