El plazo fijo, a simple vista una herramienta básica, ofrece diversas alternativas para optimizar nuestra inversión jugando con los plazos, las tasas y las opciones de renovación.
El plazo fijo es la inversión más simple para realizar desde cualquier cuenta bancaria. La tasa de interés anual es fijada por el banco, por lo que hay pocas decisiones que queden, a priori, a cargo del inversor: la cantidad de días de la inversión y el monto a invertir. Sin embargo, hay algunos factores más que se pueden tener en cuenta para optimizar nuestra inversión.
Uno de ellos es la reinversión automática. ¿Qué es? La reinversión automática es una opción que nos ofrece la plataforma de home banking al generar un plazo fijo. Esta implica la generación de un plazo fijo de las mismas características al finalizar el que se está gestando. El plazo será idéntico al original, el monto será el capital sumado a los intereses generados, y la tasa será la que ofrezca el banco al momento de la renovación.
Lo interesante de esta alternativa es que la reinversión contempla capital + intereses, o sea estoy generando un plazo fijo por un monto mayor. Si tomamos en cuenta esa premisa, se podría deducir rápidamente que lo más conveniente es hacer un plazo fijo al menor plazo posible, que es 30 días, y tildar la opción de renovación automática. No hay que olvidarse, sin embargo, que la tasa a la que el banco nos va a renovar el plazo fijo en 30 días no va a ser necesariamente la misma que hoy. Nuestra conjetura va a ser correcta, por ende, siempre y cuando la tasa se mantenga en alza o cuanto menos estable. Ejemplifiquemos para ver cómo funciona.
Supongamos que tengo $10000 para invertir y la tasa actual es de 40%. Con ese capital, voy a hacer dos plazos fijos, uno de $5000 a 360 días, y otro del mismo monto a 30 días con renovación automática. En el primer caso el resultado de mi inversión luego de 360 días será $6972,6 (5000+40%). En el segundo caso, voy a sostener la reinversión automática durante once renovaciones lo cual va a redondear también 360 días. Vamos a suponer que la tasa se mantiene estable a lo largo del año a 40%, lo cual equivale a una tasa mensual de 3,33%. El devenir de esa inversión sería el siguiente:
Plazo fijo original: 5000 + 3,33% = 5166,5
1er renovación: 5166,5 + 3,33% = 5338,54
2da renovación: 5338,54 + 3,33% = 5516,31
3ra renovación: 5516,31 + 3,33% = 5700,01
4ta renovación: 5700,01 + 3,33% = 5889,82
5ta renovación: 5889,82 + 3,33% = 6085,95
6ta renovación: 6085,95 + 3,33% = 6288,61
7ma renovación: 6288,61 + 3,33% = 6498,02
8va renovación: 6498,02 + 3,33% = 6714,41
9na renovación: 6714,41 + 3,33% = 6938
10ma renovación: 6938 + 3,33% = 7169,03
11va renovación: 7169,03 + 3,33% = 7407,76
El resultado final, como podemos ver, es sustancialmente diferente. Mi capital inicial de $5000 al cabo de un año se convirtió en $7407,76, lo cual equivale a una tasa de 48,88% anual, contra la tasa de 40% anual que obtuve con el otro plazo fijo a 360 días. Vemos entonces como se le puede sacar el jugo a la renovación automática. Pero, no todo es color de rosas. ¿La tasa que ofrece el banco se va a mantener estable a lo largo de los 360 días? Es ese el meollo de la cuestión.
El mantenernos informados respecto a las perspectivas de movimiento de las tasas de los plazos fijos es fundamental para tomar decisiones correctas respecto a nuestras inversiones. Si, por ejemplo, consideramos que las tasas se van a mantener o inclusive van a crecer en el corto plazo es correcto optar por un plazo fijo a 30 días con renovación automática que vaya actualizando así la tasa que, como presumimos, va a ser cada vez más atractiva, además de permitirnos reinvertir también los intereses del plazo fijo anterior.
Si, por el contrario, percibimos que las tasas están en porcentajes exorbitantes que difícilmente se mantengan en el tiempo y que es muy probable que caigan abruptamente, en ese caso sería pertinente realizar un plazo fijo con un plazo más prolongado que nos permita “congelar” la tasa y mantenerla a lo largo de varios meses, a costa de resignar los intereses mensuales que nos brinda la reinversión automática a 30 días.
En el contexto actual (abril de 2019) las tasas están ubicándose entre 40% y 45% con una leve tendencia al alza. No parece modificarse la situación en el corto plazo, por lo que se puede esperar al menos 3 meses con estas tasas o incluso mayores. Con esa premisa, sería correcto posicionarse en plazos fijos a 30 días con renovación automática hasta que se empieza a percibir un descenso de la tasa, momento en el que, si la tendencia a la baja es vox pópuli, sería conveniente posicionar al menos una parte de la inversión a un plazo fijo a por lo menos 180 días para congelar esa tasa en el tiempo.
En el siguiente link podrás descargar un Excel para calcular fácilmente los rendimientos de las dos opciones de plazo fijo ingresando tus propias variables como el monto a invertir y las tasas de tu banco.
Si tenés dudas y querés ampliar más sobre el tema nos podes contactar siguiendo este link.